Kalfumalén y el espíritu del río Chesque

Cuento que escribí para ser presentado en el "Encuentro Latinoamericano: Comunidades Empoderadas frente a la Resistencia a los Antimicrobianos", que se realizó en noviembre y que contó con la participación de 14 países latinoamericanos y 58 organizaciones internacionales, donde mi cuento fue uno de los tres seleccionados. 

(Para ver la lectura que hice online durante el Encuentro ver el minuto 1:51:11 en el link: https://www.youtube.com/watch?v=-MwmmfR69Ek )

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Kalfumalén y el espíritu del río Chesque   


              El cajón de Chesque Alto está ubicado al oeste del Rukapillán (volcán Villarrica) y es uno de los pocos pulmones de bosque nativo que van quedando. Hace un par de décadas se instaló allí una piscicultura y comenzó a contaminar las aguas del río con productos tóxicos y antibióticos en grandes cantidades, entonces, todo cambió. Chesque significa "abuelo materno" en mapuzungun, y, visto desde la cosmovisión mapuche, lo que sucedió fue que, la piscicultura, rompió el equilibrio y dañó al espíritu del río (ngenko).

                Cuando su abuela se sentó junto a la cocina a leña, uno de los gatos dio un salto y se acurrucó en sus piernas. A la primera vuelta del mate, la joven notó algo extraño en la yerba.

- Su mate está salado ñañita- comentó Kalfumalén, al tiempo que le devolvía el matecito.

- …cómo? mi niña, si primero hiervo el agua y la dejo enfriar un poc…- no alcanzó a terminar la frase y su nieta la increpó.

- Pero ñaña… no debería sacar agua del río, sabe que está contaminada, recuerde que "desde que se instaló la piscicultura ni los animales bajan a tomar y, si alguno lo hace, se muere"- dijo mirándola con severidad.

                Lo que decía Kalfumalén era parte de las historias que su misma abuela le había contado, como aquella de una ternerita que -con mucho esfuerzo- un día tuvo que enterrar, o de vecinos que habían perdido animales o que habían enfermado, así que la remedaba con una rara mezcla de sarcasmo e impotencia.

- En verano las vertientes se secan y lo que trae el municipio apenas me alcanza para mis plantitas, mis perros y gatos -comentó la anciana resignadamente- …qué haría sin mis animalitos? Por eso no les doy del río… no, no, no!!- dijo acariciando a su gato regalón, y agregó- …bueno, y si tengo que darles, la hiervo y se las enfrío.

                Debido a la contaminación, hace años el municipio reparte 500 litros de agua semanales por familia, pero, considerando el riego de la huerta y darle de beber a los animales, sumado al aseo personal, a la anciana y al resto de la gente no les alcanza y deben buscar del río, refugiados en la creencia de que, al hervirla, ya no estará contaminada. Kalfumalén ha visto la salud de su abuelita empeorar con los años y quiere ayudarla, pero no sabe qué hacer. La viejita llena nuevamente con agua caliente el matecito y se lo ofrece, ella lo recibe y se toma el mate salado con pena, sólo por amor a su ñañita. Se lo toma y lo entrega de vuelta sin decir una palabra, mientras piensa… ¿puede un ser humano enriquecerse a costa de dañar el medioambiente y la salud de las personas?

- …el daño que los de la piscicultura han hecho a la ÑukeMapu es inhumano -comenta justo su abuela, como si leyera sus pensamientos.

                Kalfumalén busca sus ojos, pero la mirada de la viejita está perdida dentro del matecito, el que afirma con ambas manos cerca del rostro, manos arrugadas y rostro cansado que reflejan el dolor de una generación que vio cómo aquella salmonera destruyó la naturaleza.

- …esos no son gente!! -sentencia la viejita.

                Guardan silencio. Otra ronda de mates salados. De pronto la abuela se pone contenta porque se acuerda de algo, y le comenta a Kalfumalén que se enteró que las comunidades aledañas se han organizado y preparan un juicio contra la piscicultura y -esto es algo que encendió una luz de esperanza en su nieta- esa misma tarde se reunirían en la sede. Kalfumalén se entusiasmó y se decidió a ir. Al salir de la casa su abuela la detuvo, besó su frente y le regaló una sonrisa.

                Kalfumalén caminó contenta, motivada, esperanzada. Cuando le tocó presentarse dijo que, si bien ella no poseía estudios ni conocimientos técnicos, ayudaría en lo que pudiera. Fue entonces, gracias al trabajo investigativo que la gente del territorio ha realizado, que entendió las verdaderas razones del por qué los mates salían salados y por qué su abuelita estaba cada día más enferma. Vio además los esfuerzos de las comunidades por visibilizar la vulneración de sus derechos y comprendió -entre otras cosas- que aquella piscicultura era, en realidad, un laboratorio. Una vez terminada la reunión, corrió a casa de su abuela a contarle lo que las comunidades habían descubierto. La empresa se dedicaba a la producción de alevines y smolt, y a la maduración de reproductores de salmónidos, es decir, fertiliza "huevitos" artificialmente, los que, siendo pequeños pececitos, son trasladados a piscinas donde los alimentan hasta llegar a la edad juvenil, para, posteriormente, madurarlos hasta llegar a su etapa adulta aplicando grandes cantidades de cloruro de sodio al agua.

- Ese es el problema po' ñañita… cachai? que son peces anádromos, por eso salen los mates salados po'!! -dijo Kalfumalén, con tal seguridad en sus palabras, que su abuela la miró, más que con asombro, con gran gozo.

- Ay mi niña, no entiendo na' de eso yo -se lamentó la anciana-, pero me pongo contenta que uste' se una a la gente que defiende al río… yo ya estoy vieja pa' eso.

- Mira ñañita, lo que pasa es que…

                Kalfumalén le habló y le explicó con la paciencia y la calma de quien le enseña a una niña o un niño, pero su abuela -aunque le prestaba toda su atención- no abrazaba su voz con sus oídos, sino que, con las aurículas de su corazón, entendía el sentimiento en sus palabras. La voz de su nieta la transportaba por el río, por los lugares de su infancia, a aquellos años mágicos en que no había contaminación y la gente bajaba a bañarse o buscar agua, y se encontraban y compartían felices y en comunidad en los pozones y en las riberas del río. Algo que las nuevas generaciones no disfrutaron. Su propia hija se fue a vivir a la ciudad y, como su viejo había muerto hace años, ella estaba solita, aunque su nieta la visitaba de vez en cuando. Para ella estar con su nieta era una bendición y la miraba como embobada, mientras, su voz, la transportaba a sus recuerdos.  

                Kalfumalén le explicó que los peces anádromos son los que nacen en agua dulce en las cabeceras de las cuencas y que luego bajan por el río hacia el mar y maduran en agua salada, para luego subir nuevamente por los ríos a reproducirse en agua dulce "…o sea… en la piscicultura están rompiendo el ciclo natural de los peces… ¡¿te das cuenta ñañita?!". Las comunidades descubrieron que la piscicultura implementó un método para evitar el tener que llevar los peces hacia las jaulas de maduración ubicadas en el mar, lo que significa que están aplicando sal en grandes cantidades a las piscinas para madurar los salmones. De ese modo, aplicando toneladas diarias de cloruro de sodio, los peces que antes debían llevar en camiones hasta las costas y fiordos del sur para su maduración, son mantenidos en piscinas "saladas" en la cabecera del río, lo que reporta grandes ganancias a la industria por concepto de ahorro en traslados e infraestructura. Esta técnica antinatura luego comenzó a ser utilizada por varios países productores de salmón a nivel mundial, y hoy es conocida como maduración de "smolt en tierra" o "producción post-smolt".

                Su abuela se había dormido oyendo su voz y ya se caía de la silla, así que prefirió acostarla; feliz se dejó conducir por su nieta hasta la cama. La idea de que salaban el agua producía en la joven una impotencia enorme por el daño ambiental y a la salud de la gente, pero, su preocupación, iba más allá.

- ¿Los peces no se enferman? -preguntó Kalfumalén en la reunión.

- Claro que sí lamien, y mucho -contestó un peñi- y para evitar grandes mortandades es que la industria utiliza enormes cantidades de antibióticos.

                Kalfumalén imaginó a los peces atrapados, hacinados y enfermos, pero mantenidos vivos a la fuerza mediante antibióticos. Su corazón se apretó al pensar que todo eso llegaba al agua. En la reunión analizaron cómo la piscicultura se instaló en territorio mapuche bajo la forma de emprendimiento artesanal, para luego ampliar sus instalaciones de manera irregular, llegando a crecer en un 3.000 % sin autorizaciones ni permisos, y sin que nadie pudiera evitarlo.

- ¡¿Creció en un tres mil por ciento?! -preguntó Kalfumalén impactada, como tratando de que alguien la corrigiera si es que estaba en un error, pero no había error.

- …así es, creció igual que la demanda de salmones a nivel mundial -contestó una vecina- pero de modo totalmente ilegal y a costa del medioambiente y de dejarnos sin agua, aunque el río sigue corriendo.

- ¿Las autoridades no han hecho nada? -inquirió Kalfumalén.

- Han desestimado todas nuestras denuncias y han aprobado la RCA de la piscicultura -contestó otro vecino.

                Le explicaron, entonces, que lo que ocurre es que quienes deben evitar que empresarios inescrupulosos instalen industrias contaminantes son los organismos de gobierno, pero que estos son dirigidos por operadores políticos, lo que significa que, quienes toman las decisiones, no son científicos o profesionales con vocación, sino políticos partidistas puestos ahí para impulsar el desarrollo y el crecimiento de economías privadas.

- …y el desarrollo y el crecimiento privado atentan contra la naturaleza y los Derechos Humanos, sobre todo contra los derechos de los pueblos indígenas -comentó un dirigente de una de las comunidades mapuche.

                Era noche de Luna llena y, luego de acostar a su abuela, Kalfumalén bajó a sentarse a la orilla del río para escuchar sus sonidos. Se sentía triste, quería prometerle al ngenko que lo defendería y que haría lo posible por evitar que lo siguieran contaminando. Sin embargo, en verano la actividad de la piscicultura se incrementa y realizan descargas de RILes durante las noches, y el agua -aún bajo la escaza luz de la Luna- venía turbia y olía mal. Kalfumalén se puso a llorar y pidió disculpas al río por la maldad de quienes lo contaminaban. Miró la Luna llena y en ella se refugió, en su inmensa y luminosa calma.

                Por la mañana se levantó temprano, estaba oscuro cuando partió a buscar agua río arriba, más allá de la piscicultura. Quería servirle unos mates con agua limpia a su abuelita y sorprenderla. Cuando la viejita apareció en la cocina, Kalfumalén ya estaba de vuelta y la esperaba con la mesa servida.

- …kumeantu ñañita -le dijo sonriendo, mientras, con un gesto, la invitaba a tomar asiento.

                La anciana se veía resplandeciente y traía su pelo canoso suelto, lo que le daba un aura luminosa y la vestía de una santidad que no le había visto antes, que le recordó -a la joven- la Luna llena en que se refugió en la noche. La anciana tomó el mate que le sirvió su nieta y lo disfrutó sin decir una palabra. Kalfumalén notó unas lágrimas cristalinas bajar por sus arrugadas mejillas y también lloró en silencio, pero ya no de pena, sino de alegría.

- Chaltumai mi niña, su matecito está muy rico, lo he disfrutado mucho …me recordó los mates que tomaba con mi viejo hace tantos, tantos años…

                La anciana se puso en pie, se acercó a su nieta y besó su frente como de costumbre, luego caminó hacia la puerta y salió, diciendo: voy a unirme a la defensa del río. Kalfumalén la miró mientras bajaba hacia el agua y le pareció que ni cojeaba. De pronto, una sorpresiva bruma se levantó y envolvió a la resplandeciente viejita, sin que pudiera ver dónde se había metido. Asustada, corrió hacia el río, pero no la encontró, sus huellas se desvanecían casi llegando al agua. La espesa bruma dibujaba formas humanas con la vegetación, entre las que creyó reconocer no sólo la de su ñaña, sino también la de su abuelo, su amado chesque, al tiempo que, en el sonido del agua, le pareció oír una voz que decía: …cuídese de los yanaconas que se han vendido. Entonces un presentimiento la invadió, volvió corriendo a casa y fue directo a la pieza de su abuela. El cuerpo inerte y frio de su amada ñañita seguía en la cama, rodeado de sus perros y sus gatos. Kalfumalén entendió entonces que el espíritu de su abuela se había despedido de ella y que se había unido al ngenko. Tiernamente besó su frente, fue por el agüita caliente y el mate, y se sentó junto a ella en silencio a tomar los matecitos sin sal ni antibióticos. Sólo se oía el sonido del río a lo lejos. Su abuela se había unido a las fuerzas telúricas de la naturaleza y, junto a ellas, lucharía por que el juicio ambiental contra la piscicultura Chesque Alto resultara a favor de la ÑukeMapu.

El día 25/08/2021 se conoció la Sentencia Definitiva del TERCER TRIBUNAL AMBIENTAL DE VALDIVIA que acogió parcialmente las reclamaciones en contra de la RCA de Piscicultura Chesque Alto y del Director Nacional del SEA, HERNÁN BRÜCHER VALENZUELA, quien no habría considerado debidamente las observaciones ciudadanas y de las comunidades en oposición al proyecto presentado en 2016 por el titular de la piscicultura, GERMAN MALIG LANTZ.

Ver noticia de la sentencia: https://correodellago.cl/2021/08/26/piscicultura-en-chesque-alto-sufre-duro-reves-ante-tribunal-ambiental/

Ver más info. sobre producción post-smolthttps://hanslabrab.blogspot.com/2020/06/recomendaciones-para-dimensionar-el.html

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